Con la llegada del invierno, muchas de las aves que
habitan las zonas más septentrionales durante la época estival para la
reproducción, ya han hecho el camino hacia el sur buscando latitudes más
cálidas en las que pasar estos duros meses.
Las dificultades que encuentran en los países del
norte de Europa para encontrar alimento, unido a las bajas temperaturas, falta
de luz y las duras condiciones meteorológicas, en algunos casos extremas, hacen
que a finales del periodo veraniego (típicamente septiembre es el mes elegido
para las grandes migraciones, aunque se prolonga desde principios de agosto
hasta mitad de octubre) las aves emprendan el camino hacia el sur.
Ya desde mitad de octubre se empiezan a ver las
primeras especies invernantes en nuestros campos, que en muchos casos coinciden
con los últimos migradores tardíos. Los días más cortos y las temperaturas en
descenso generan un ambiente propicio para que podamos encontrar las primeras
lavanderas blancas (Motacilla alba) que disfrutan de la tranquilidad de
los campos de la Península, y en especial en los campos de golf donde existen
muchas posibilidades para alimentarse, descansar y refugiarse de las
inclemencias meteorológicas. Otras especies que van llegando poco a poco procedentes
del norte y centro Europa son las avefrías (Vanellus vanellus) de vuelo
elegante y pausado y colores llamativos aún fuera de la época reproductora, los
ratoneros (Buteo buteo) que sustituyen a las rapaces más habituales que
habitan nuestros territorios el resto del año, las grullas comunes (Grus
grus), que con su vuelo característico en “v” y su trompeteo musical las
hace fácilmente identificables, o las águilas pescadoras (Pandion haliaetus) invernantes, que
llegan para convivir durante unos meses con las poblaciones residentes
establecidas en el sur de Andalucía (Marismas del Odiel, embalses de
Guadalcacín, Barbate y Bahía de Cádiz, principalmente). Los ánsares (Anser
anser) suelen elegir sobre todo el área de las marismas del Guadalquivir, con
algunos ejemplares en el entorno de la Bahía de Cádiz (en el sur de la Península).
Otras menos habituales pero que se pueden encontrar según en qué zonas
son los aguiluchos pálido (Circus cyaneus), los pinzones reales (Fringilla
montifringilla), el tarro canelo (Tadorna ferruginea), el silbón europeo (Anas penélope), cisne cantor (Cygnus cygnus), barnacla canadiense (Branta
canadensis), chorlito carambolo (Charadrius
morinellus) y un largo etcétera
hasta completar las 407 especies registradas en nuestro país (314 habituales)
en el periodo comprendido entre el 15 de noviembre y el 15 de febrero,
establecido como la época de invernada en España (SEO/Birdlife, 2012).
Por tanto existen muchos motivos para seguir
atentos al vuelo de las aves incluso en invierno, para poder disfrutar de las
especies habituales de esta época e incluso de las rarezas que se puedan
encontrar por los campos de España.
Referencias:
- SEO/Birdlife, 2012. Atlas de las aves en invierno en España 2007-2010. Ministerio de Agricultura, Alimentacion y Medio Ambiente-SEO/BirdLife. Madrid.